Peregrinaciones con el Padre Tomas Del Valle-Reyes

Abrahán, nuestro padre en la fe como lo define san Pablo, fue un peregrino errante. Toda su vida fue un caminar siguiendo las intuiciones y el llamado de Dios. Sus hijos han querido seguir su ejemplo. Desde los primeros momentos del cristianismo ha estado presente en la comunidad ese sentido de caminantes y peregrinos. Ese sentido de temporalidad y camino. Volver a recoger los caminos de la tierra que recorrieron profetas, santos, héroes, vírgenes y el mismo Jesús ha sido un sueño de todo creyente.

En los albores del nuevo milenio queremos volver a recorrer esos caminos de fe, cultura y encuentro.

El primer relato que tenemos de esos peregrinos se remonta al siglo cuarto de nuestra era. El anónimo escritor va presentando sus experiencias de peregrino para que todos aquellos que lo lean, puedan peregrinar espiritualmente a las fuentes de la fe.

Le invitamos a que usted continúe esa narración del autor anónimo de Burdeos, de la Peregrina Egeria, , el Diario de Paula la Peregrina, escrito por San Jerónimo, las experiencias del propio San Francisco de Asís al recorrer la Tierra Santa.

Cuéntenos con sus propias palabras sus experiencias como peregrino tanto a las fuentes de nuestra fe como a la tumba de los apóstoles Pedro y Pablo en Roma.

Monday, July 2, 2007

Desde Chipre



Dice nuestro refrán que lo prometido es deuda, y que las deudas se pagan. Les había prometido tenerles al tanto de nuestra Peregrinación por los Caminos de nuestra Fe Cristiana y eso es lo que estoy haciendo ahora, contarles las incidencias de nuestro caminar.

Ya están al tanto de nuestros andares-y sudores!!- en Grecia. Corinto, Micenas, la Roca del Partenón, las calles y gentes de Atenas. A pesar del calor, sin embargo nos íbamos con cierta nostalgia. La de recordar que nuestro pasado hunde un poco sus raíces en esta tierra.



Y concluida nuestra caminata en Grecia nos dirigimos a Chipre. Vuelo podríamos llamar caliente. El calor seguía implacable en tierra ateniense. Después de poco más de hora y cuarenta minutos llegamos a la isla de Chipre.

Esta pequeña isla, en medio del mar mediterráneo, queda cercana a las costas de Siria y de Turquía. Aún cuando es pequeña, sin embargo cuenta con una larga historia. Hititas, Persas, Griegos, Romanos y un largo etcétera han recorrido esta ínsula y han dejado su huella en ella.
Entre los nativos de esta isla figura Bernabé, el compañero de San Pablo, a quien acompañó en su primer viaje evangelizador a la Isla. Sus huellas siguen presentes por todas partes, dos mil años después

Limasso fue la ciudad donde fuimos a parar. Un lugar de descanso a medio camino entre el aeropuerto y la ciudad de Pafos, meta de uno de los lugares que justifican nuestra presencia en esta Isla. Recorriendo la costa al día siguiente paramos primero en la Villa de Episcopos, un noble romano quien construyera una rica mansión frente al mar. Sus ruinas nos muestran la importancia de esta isla en el control de la zona. Destacan sus mosaicos, libro abierto que nos muestra la riqueza iconográfica que siempre ha tenido la Isla.

En nuestro caminar por la carretera que bordea la costa nos topamos igualmente con el lugar donde, de acuerdo a la mitología griega, fue el nacimiento de la diosa Afrodita, la diosa del amor.



No tardamos mucho en llegar a Pafos, la ciudad donde Pablo reside, sufre pero también lleva a cabo un milagro, el de la conversión del procónsul Sergio Pablo. Allí al apóstol le tocó sufrir una serie de azotes. Aún se conserva el pilar sobre el cual fue amarrado para ser castigado. Las ruinas de la Iglesia dan idea de la importancia de la comunidad que creció en la zona y que, lamentablemente, sufrió los avatares de la invasión musulmana.

En l misma demarcación de Pafos se encuentran el monasterio de San Neófito, uno de los grandes maestros de la vida espiritual en la pequeña Isla, quien viviera hace cerca de mil años, pero que su influencia siguen estando vivas. Y no lejos de allí la Iglesia de Yeroskipos, uno de los varios lugares declarados Monumentos de la Humanidad por las Naciones Unidas La sencillez de sus pinturas, con cerca de mil años, siguen invitando a la oración y la reflexión.



El segundo día de nuestra corta visita a Chipre lo dedicamos a recorrer la capital dividida de Nicosia. Uno de los dramas de esta nación es precisamente la división en dos partes de la Isla. Chipre, después de haber pasado por manos de diversos imperios y monarquías, logró finalmente su independencia en 1960. Por siglos habían convivido pacíficamente dos comunidades: la greco chipriota y la turco chipriota. Fueron años de respeto y crecimiento. Durante la década de los setenta Turquía envió sus tropas a esta isla para ocuparla y defender a sus connacionales de los peligros de la dictadura de los coroneles griegos. Desde entonces la vida chipriota cambió para siempre. Ese drama ha afectado toda la vida del país. Los creyentes han visto destruidas sus iglesias, profanados sus cementerios, quemados y expoliados sus tesoros artísticos. Pudimos ver de cerca este drama cuando visitamos en el palacio arzobispal el taller de restauración y el pequeño museo donde se han podido recoger algunas de las obras expoliadas.
Después de un almuerzo ofrecido por las autoridades de turismo a nuestro grupo, y habiendo visitado la Iglesia donde se guardan los restos de san Lázaro, nos dirigimos al aeropuerto donde tomamos el avión para llegar a Israel, tercera etapa de nuestro caminar.

Si debiera resumirles nuestra experiencia de Chipre, tendría que decirles que hemos recorrido una pequeña isla que posee un rico pasado desde el punto de la fe cristiana. Cómo se enfrenta a la lucha de unir a su pueblo invadido por una potencia no tan solo económica, sino por todo un sistema de fe y de creencias ajenos a su historia y su cultura. Chipre es el único país cristiano e independiente en la zona. Líbano también lo es. Y la guerra que destroza este otro gran pueblo, no es otra cosa que tratar de erradicar de la zona la presencia cristiana. Chipre sufre, pero sigue adelante con valentía y entereza.

Todos nos llevamos un recuerdo muy grande y hermoso de Chipre en nuestro corazón Pablo, Bernabé y tantos otros cristianos de la primera hora vivieron aquí. Esta isla por tanto es para nosotros también Tierra Santa.

Desde Jerusalén les contaré más .......................

www.columnadelpadretomas.blogspot.com

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